Para el cierre es preferible el velcro en vez de los cordones. Un diabético con alteraciones de neuropatía importantes no tendrá la capacidad de ajustarse los zapatos de cordón de un modo óptimo, dando lugar a sobrepresiones en el empeine. Además, el velcro asegura un cierre adecuado y es muy recomendable para las personas con retinopatías (enfermedad no inflamatoria que afecta a la retina y, por tanto, a la capacidad visual) y artrosis.
En cuanto al diseño, se recomienda zapatos cerrados hechos de piel o similar, debido a sus propiedades de flexibilidad y transpiración. Es importante indicar que el calzado debe ser amplio en la parte delantera, con espacio suficiente para poder incluir plantillas ortopédicas o para facilitar las curas entre los dedos del pie.
Con respecto a la plantilla y a la suela, éstas deben ser gruesas y de un material amortiguador para aliviar las posibles sobrepresiones que se puedan producir en la planta del pie y aislarlo de las posibles irregularidades del suelo.
El tacón deberá ser en forma de cuña, con una altura de alrededor de 1,5 cm para hombres y de 2,5 cm para mujeres, lo que ayuda a mejorar los problemas de la marcha y de espalda. En cualquier caso el tacón no debería ser más alto de 4 cm.
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