Desde el ámbito asistencial, dedicado al tratamiento del sobrepeso y la obesidad, se mantiene desde hace
años una llamada de atención sobre la escasa capacidad de intervención nutricional sobre los pacientes, por
falta de personal cualificado que se encargue de colaborar en la educación alimentaria y terapéutica, lo que
repercute en una escasa adherencia a los tratamientos; y sobre la ausencia de tratamientos farmacológicos eficaces y seguros. Además, se detecta un escaso soporte psicológico en una patología que incluye aproximadamente un 30% de alteraciones del comportamiento alimentario entre otros asuntos susceptibles de mejora, entre los que podríamos destacar la reducción de las listas de espera quirúrgicas especificas para la obesidad.
En la actualidad, no disponemos de un arsenal terapéutico ni adecuado ni suficiente para tratar el sobrepeso y la obesidad. Se constata la necesidad de contar con fármacos efectivos, que ayuden al tratamiento de la obesidad cuando otro tipo de intervenciones (dieta, ejercicio físico, hábitos de conducta alimentaria) no resulten suficientes. En definitiva, de forma general, se plantea el tratamiento farmacológico como alternativa, y no como primera opción.
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